Diario de un Inversor 4: Aprendiendo de los errores

He vivido muchos cambios en mi vida, he tenido pequeños éxitos y fracasos, pero sobre todo, muchos aprendizajes. Sin darme cuenta, he ido aprendiendo de los errores.

Hola, os he echado de menos. Hace tiempo que no comparto mis experiencias con vosotros.

Os pido mis más sinceras disculpas. Estos últimos meses, han sido bastante frenéticos.

Cambios y aprendizajes recientes

En estos últimos meses, he vendido el chalet, he empezado un Podcast de inversión y hábitos saludables y he dado las arras para nuestro primer piso de inversión.

Quizás debería haber mantenido un poco de misterio hasta el final, pero creo que no es necesario.

Ya que lo interesante no son los logros conseguidos, sino todo el aprendizaje que he ido adquiriendo por el camino.

Si me acompañáis en este post hasta el final, prometo no dejarme ni uno en el tintero.

Lecciones aprendidas de la venta del chalet

A principios de 2024, vendimos el chalet por 380.000€, de los cuales, descontando hipoteca, comisión de venta de la inmobiliaria e impuestos, recuperamos 124.000€.

De esta operación, el beneficio neto después de impuestos fue de unos 20.000€ a dividir entre mi chica y yo. 

A priori, pensar que el beneficio neto de una operación que ha llevado 3 años desde su compra sobre plano hasta su venta sea de solo 20.000€ puede parecer un fracaso absoluto a nivel de números de inversión.

No obstante, el proceso de venta de esta casa, me ha reportado unos beneficios no materiales de un valor incalculable. ¿Cómo es esto posible os preguntaréis?

Durante el último año y medio de todo este proceso de venta, yo ya tenía claro hacia donde tenía que poner mi foco y esfuerzo. Y mi pasión en la inversión inmobiliaria de activos rentables para alquilar y mi vida entera comenzó a girar en torno al mundo de la inversión.

Gracias a acudir a eventos de inversión, hice muchos amigos nuevos, con la misma mentalidad que yo, los mismos intereses y admirables resultados.

No obstante, yo siempre era ese chico con muchas ganas, mucha ilusión, pero que ya llevaba un año y medio y todavía no se había comprado su primer piso.

Jamás nadie me dijo nada malo, pero mi cabeza muchas veces sufría el síndrome del impostor y pasaba mucha vergüenza cada vez que me preguntaban ¿Qué tal van tus inversiones? Inexistentes como el último año y medio, tenía que responder con resignación.

Fue un año y medio complicado, en el cual muchas veces me llegué a plantear tirar la toalla y enfocar mi energía en otras cosas que sí que pudiese materializar en ese momento.

Pero cuando peor estaba, Marta, mi pareja, me dio el empujón que necesitaba para dar un giro de 180ª a mis hábitos y a mi mentalidad.

Empecé poco a poco a leer sobre estoicismo, a formarme en crecimiento personal y a empezar a aplicar los hábitos saludables que lleva tiempo queriendo implementar y nunca encontraba el momento indicado.

Poco a poco, con constancia y esfuerzo, fui “hackeando” mi mente y mi cuerpo hasta el punto en el que me volví a sentir suficientemente fuerte de nuevo, para proyectar toda mi energía de nuevo en el sector inmobiliario.

De algún modo, resurgí de un periodo oscuro, en el cual había perdido la motivación, gracias a mis nuevos hábitos.

Empecé a aceptar mi situación, a entender que no puedo pararme a contemplar aquello que no está bajo mi control.

Lo único que podía hacer es poner foco en aquello que podía controlar.

Ya sea por casualidad o causalidad, a los pocos meses, la venta de la casa se desbloqueó y por fin podía poner en práctica todo lo aprendido.

A día de hoy, agradezco a diario que la casa haya tardado tanto en venderse.

Ya que, gracias a ello, llegué a tocar fondo a nivel emocional para poder resurgir más fuerte, con más paz interior, más enfocado y con mis objetivos más claros que nunca.

Iniciando un Podcast: Un nuevo desafío

Este cambio en hábitos y mentalidad me ayudó también a dar un paso que jamás me había atrevido a dar.

Desde adolescente, siempre me ha gustado debatir ideas, aprender de los mejores e intentar ayudar a las personas de mi alrededor a aprender y mejorar.

Pero nunca había sido capaz de dar el paso de llevar esta estas inquietudes al siguiente nivel.

Siempre me ponía excusas del estilo: No voy a montar un Podcast porque nadie va a querer ser entrevistado por mí, me da vergüenza exponerme delante de la cámara de forma tan directa, primero debo tener un lugar perfecto para grabar, con un equipo de grabación perfecto y después ya empezaré a emitir episodios…

Hasta que la persona idónea, se cruzó en mi vida en el momento justo y mi nivel de apertura a la experiencia era el indicado. Conocí a mi socio Rubén en una quedada de inversores.

Recuerdo que el tema surgió de forma muy espontánea, de repente, me salió comentar: Algún día me gustaría montar un Podcast y hablar sobre inversión y sobre los hábitos que han cambiado mi vida en los últimos meses.

Dio la casualidad, de que Rubén ya había empezado un Podcast en solitario, en el cual trataba los mismos temas que yo llevaba tiempo queriendo compartir y él buscaba un socio comprometido para unirse al proyecto.

Probablemente, en otro momento de mi vida, la cosa se hubiese quedado ahí, como un comentario aislado.

Pero en este caso, no fue así, sentí la energía suficiente para sin pensármelo mucho decir: me apunto contigo.

Desde ese día, hemos subido 1 capítulo a la semana sin apenas excepciones.

Gracias a decir SI en el momento adecuado, a la persona adecuada, me encuentro haciendo algo que me apasiona, estoy conociendo a invitados super interesantes, de los cuales aprendo algo en cada episodio, que probablemente no hubiese conocido de otro modo.

Y todo gracias a decir SI, sin pensarlo mucho y adquiriendo un compromiso férreo.

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Firmando las primeras arras de un piso de inversión

Cuando parecía que todo iba viento en popa tras la venta de la casa, de repente, fueron pasando los meses y tras hacer muchas visitas, todavía no había sido capaz de comprar mi primer piso de inversión, ninguno me cuadraba por precio o por rentabilidad o por características o por el edificio.

Los fantasmas del pasado empezaron a aparecer y empecé a desesperarme. La gota que colmó el vaso fue cuando una persona a la que admiro mucho me dijo mirándome a los ojos: No has comprado ningún piso todavía porque estás en parálisis por análisis.

En ese momento, empecé un camino de reflexión, en el cual me cuestioné si esta persona realmente tenía razón y tras tanto tiempo de inacción, me había vuelto miedoso y no me atrevía a dar el paso.

Yo estaba convencido de que no estaba en parálisis por análisis, sino que realmente no había encontrado ninguna oportunidad que mereciese la pena ser comprada.

Por tanto, reestructuramos nuestra estrategia, empecé a buscar pisos de un importe mayor de compra y con algún “defecto”, que llevasen tiempo publicados y que su precio estuviese relativamente alto para el valor de mercado de esa zona.

Nuestra estrategia fue ofertar por estos inmuebles, de forma relativamente “agresiva”.

¡Y bingo! A las pocas semanas de cambiar la estrategia apareció un piso perfecto para el modelo de inversión que queremos hacer (alquiler de habitaciones): Una tercera planta sin ascensor, con 3 dormitorios amplios, salón independiente y un baño.

¿Dónde estaba el problema de este piso? Su precio de salida (130.000€) era un poco elevado para la zona (Sur de Madrid), estaba alquilado y los inquilinos lo tenían todo muy desordenado y sucio (estos inquilinos se irán antes de escriturar la compra) y por último, el techo del baño tenía una gran mancha de condensación.

La suma de estos tres factores hizo que el propietario empezase a desesperarse porque no conseguía vender el piso.

Gracias a que nosotros estuvimos en una situación parecida cuando nuestro chalet no se vendía, detectamos que este propietario, seguramente podría aceptar una ofertamos a la baja. Ofertamos 115.000€ y nos lo aceptaron.

Reflexiones finales de aprendiendo de los errores

Esta historia tiene un “final feliz” (en realidad es solo el principio), gracias a todos los momentos difíciles que os he detallado en este post.

Todos ellos, unidos a trabajar mis hábitos y mi mentalidad, me ayudaron a crecer a nivel personal, a aprender, adquirir habilidades, confianza en mi mismo, capacidad de sacrificio, esperanza y a creer el proceso.

El mayor aprendizaje que me llevo de estos últimos meses es haber aprendido que nunca hay que rendirse ni venirse abajo por las opiniones de terceras personas.

El trabajo duro, la perseverancia, poner el foco en aquello que está bajo tu control y la acción imperfecta son el cóctel perfecto para el éxito.

Y si esta fórmula no te lleva al éxito la primera vez, repítela tantas veces sea necesario, hasta que acabe llevándote.